lunes, 21 de octubre de 2013

La Disciplina en la Labor Educativa


Disciplina en la labor educativa:

La disciplina, en términos generales, provoca el ajuste de la conducta a una ley, uso o costumbre. En el campo de la educación conduce a la formación de hábitos de asistencia, puntualidad, estudio, trabajo, aseo, respeto, independencia y cooperación.

En la escuela es donde comienza con verdadero sentido la disciplina; porque el círculo familiar, movido y limitado por resortes afectivos, carece de poder para crear e imponer normas que se ajusten a hechos experimentales o a razones válidas.

La escuela es el clima de la disciplina, como también es el ámbito para la iniciativa personal.

La disciplina constituye el eje fundamental de la vida y uno de los pilares de la organización educativa: orienta y organiza la acción conjunta, la conducta individual de cada educando y la de los grupos escolares.

La disciplina es uno de los elementos capitales del problema educativo por sus efectos morales y sociales.

La disciplina es el principio de orden en la acción y presupone la libertad de iniciativa y movimientos.

Educación y disciplina autónoma:

La mejor educación es la que acostumbra a cada uno a encontrar sus propias normas. Conviene una educación de la disciplina autónoma, que no excluya las normas, las reglas ni el principio de autoridad. Su esencia está en el modo de actuar.

Desde el punto de vista disciplinario, el centro educativo no debe reflejar las características de un cuartel, ni la cárcel donde se les impida moverse, en cuyo seno los instrumentos disciplinarios sólo alcanzan a castigar con maldad, pero no despiertan virtudes.

Disciplina educadora:

La disciplina educadora ejercita, adiestra, forma de acuerdo con determinados principios o valores. Su resultado no se alcanza mediante acumulación de saber, sino por el ejercicio reiterado del pensamiento y de la acción.

La disciplina en su verdadero alcance, es un aporte del proceso de la socialización y la moralización del hombre. Ella y la enseñanza, como se ha dicho, integran la totalidad del proceso educativo.

Disciplina Preventiva y Disciplina Represiva:

En términos generales hay dos modos de concebir o realizar la disciplina: uno educativo y el otro no. Tales son la disciplina preventiva y la disciplina represiva. La disciplina preventiva no se somete por la coacción, sino que trata de impedir las faltas dando a conocer previamente sus consecuencias. La  disciplina represiva somete la voluntad y la oprime, pero no contribuye a educar. Impide el desorden y lo castiga, pero difícilmente mejora a los alumnos.

El ejemplo del docente en la disciplina:

La disciplina es el entrenamiento de las facultades mentales, morales y físicas por medio del conocimiento, el control y la ejercitación. Existen seis cualidades que todos los maestros debemos tener siempre presentes, las cuales son: Confiabilidad; Honradez; Puntualidad; Sensibilidad; Autocontrol e Imparcialidad.

Una de las principales oportunidades con que contamos para ayudar a los alumnos a desarrollar la autodisciplina  y una conducta adecuada radica en nuestras conversaciones a solas con ellos.

Orientaciones para una disciplina:

Las técnicas específicas que con frecuencia ayudan a mantener un buen orden en el salón de clase, sin rigideces, y donde haya libertad para hacer las cosas, son las siguientes: a) Se debe ser firme, pero razonable; b) No se debe combatir el fuego con el fuego; c) Se debe ser justo con los elogios, pero no exagerar; d) No se dé por enterado de ciertas actitudes; e) Retener en el aula; f) Varíe la actividad dentro del aula; g) No soborne; h) Trate las mentiras y los robos como problemas individuales.

 

 

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